#BajoLaLupaViral

POR QUE NUESTRO GRITO SEA ESCUCHADO Y EL VANDALISMO SEA SILENCIADO

#EDITORIAL

De los hechos y asechos de una vida simple y coloquial

 8 de marzo, sororidad, feminismo, feminazi, lucha…

MUJER Estas son tan sólo algunas palabras que han resonado en los últimos días, y aclaro desde el principio que como mujer comulgo con la mayoría; sin embargo, en redes sociales circula una nota en donde una mujer policía yucateca de nombre Beatriz Tzec, uniformada y cumpliendo con sus labores, fue agredida por aquellas que piden sororidad.

Sé perfectamente que no todos los grupos y colectivos que se unieron tienen las mismas prácticas y fines, pero me pregunto: ¿todos esos conceptos por los que luchan, es tan sólo por un grupo?

Sé también, que hay quiénes dirán que no tengo la película completa, y es cierto, pero me basta con saber qué fue agredida y leer su testimonio, pues estoy segura de que no todas son iguales.

Para escribir sobre este tema llenaría decenas de hojas y entraría en diversos e infinitos temas controversiales, y estoy segura de que otras mujeres me atacarían por mi forma de pensar.

Estoy a favor de que se manifiesten, apoyo a las ideologías, por supuesto que ¡no quiero más muertes! ¡no más violaciones! ¡no más agresiones! Pero tratemos de ser coherentes y tener criterio. ¿Qué ganamos? Más odio, entre muchas otras cosas. ¿Y sí mejor actuamos como esas mujeres que han dejado huella y han logrado sentar leyes?

En Yucatán la ley Pornovenganza, promovida por la activista Ana Baquedano y que estuvo en el código penal yucateco mucho antes que la Ley Olimpia; también contamos con Ley Vicaria con a cual se castiga con prisión a quienes violenten a las esposas y/o exesposas con los hijos, así como a los servidores públicos que traten de atrasar las investigaciones por este delito.

Hay rabia, hay dolor, hay frustración, pero no se ha logrado nada rayando y quemando… ¡Necesitamos leyes! y que estas las hagan valer.

Responsabilizo a los ordenes de gobierno, al sistema, que, en lugar de solo poner vayas, debería dialogar y gestionar, pero sobre todo, actuar en coordinación de las líderes activistas. Eso es lo que verdaderamente necesitamos.

Pero entendamos algo, no todas las líderes buscan lo mismo. Hay muchos intereses de por medio, y apuesto a que, en la actualidad, está detrás gente disfrazada de activista que en realidad no deja de trabajar para el sistema.

Hace unos días, en Yucatán se entregó un reconocimiento a la mujer, leí que fue recibido por la activista Nancy Walker, de manos del Poder Legislativo, un poder que ella misma criticó y atacó con sus ideales y con mucho coraje para bien. Cuando leí que lo había aceptado, me pregunté si eso era congruente con sus actos. Aún no lo entiendo y no quiero ni pretendo causar polémica, pero lo dejo sobre la mesa.

Quiero concluir con esto: soy mujer, empleada, hija, hermana, amiga, esposa y madre, y por supuesto que quiero una vida mejor, y por supuesto que saldría a gritar si fuera necesario, pero sé que sino actúo de manera inteligente, mis gritos serán guardados para el recuerdo y sólo saldrán año con año sin ningún efecto. No nos matemos entre nosotras mismas, no nos ataquemos ni traicionemos. Demostremos de lo que verdaderamente somos capaces: con hechos y legado.

Con cariño: ANGANA

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